viernes, 9 de abril de 2010

CORRUPCIÓN A DIESTRA II


Probé con un golpe de efecto:
-Si me la quitas de encima, no tienes por qué matarme.

El hombre primitivo miró tres segundos al cañón de su Smith & Wesson y cuatro o cinco a mi entrecejo y escupió:
-¿Quieres hacerte rico?

 Ahora sí. Me tenía arrinconado contra las cuerdas. Lancé un gancho de izquierda a su mentón:
 -¿Y tú? ¿Quieres saber por qué no me caso con una tía forrada de pasta?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.