( ilustración de Jeremy Lipking )
Un multimillonario guapo, inteligente
y calavera, que nos consienta hasta echarnos a perder y nos regale “manolos” y
“jimmy choo´s” y… una casa en Toscana.
Un poeta que nos desnude y nos lleve
de la mano descalzas al fin del mundo.
(Si no podemos conseguir un hombre
como papá, mejor los dos.)
Los vestidos de Fortuny.
Una casa llena de luz donde cuidar
nuestro amor, nuestros hijos y nuestros amigos.
El mueble zapatero de Imelda Marcos.
Leer y soñar. Olvidar los libros y
los sueños y vivir.
Zafiros, brillantes, perlas.
Peonías, jazmines, violetas, rosas
antiguas.
Una piel suave y tentadora con un
corazón capaz de pecar y perdonar.
Alegría, gratitud y un hijo vividor y
tarambana que diga que quiere una madre virgen.
-Estos son los deseos de mi amiga Vera, en réplica a los que formulé cuando cumplí años-
NOTA BENE: El editor desea advertir que esta entrada
puede herir
la sensibilidad de personas sin sentido del humor. Y
del amor.