lunes, 17 de octubre de 2011

Tengo un problema



Nota del autor:
Escribí este texto hace tiempo y no se refiere ni alude a ninguna mujer concreta ¡faltaría más!


Tengo un problema. Se trata de que, desde que dejé la Universidad, sólo he prestado atención a la mitad del género humano. Concretamente, a la mitad compuesta por mujeres.

Ese afán reduccionista que me posee tuvo su origen, allá en la noche de mis tiempos de adolescente, en un deseo físico hacia las chicas, deseo material al que se fue agregando uno metafísico, cercano a la veneración por la esencia de lo femenino. Un impulso por asir lo inasible: el alma de “La Mujer”.

Con el rodar de los años, visto lo visto y padecido lo padecido, mi incondicional idilio con la mujer está volviendo a su origen material, esto es, relativo o perteneciente al reino de los cinco sentidos. Las féminas me gustan a morir pero, simplificando, diré que “hombre blanco no entender ni pizca de cuanto ellas hacen o dicen”.

De la otra mitad de la humanidad, la masculina, no me interesa ni lo físico ni lo químico. Se trata de seres primitivos, torpes y acomplejados. Gente con mala conciencia histórica de pertenencia a la clase masculina.

Quiere decirse que vuelvo a estar joven, a ser joven de ánimo. Estoy solo, solamente hablo con mujeres y algunas de ellas me besan y abrazan. Hacemos el amor y cenamos juntos con un buen vino. Cuando tratamos de hablar, casi nunca resulta placentero. Opinamos lo contrario en cualquier materia que abordemos, igual se trate de costumbres y moral, de literatura, de política o de la vida eterna.

Supongo que nuestras diferencias, a menudo radicales, provienen no sólo de la diferente conformación de nuestros cerebros, el masculino y el femenino, sino también de la históricamente novedosa circunstancia de que ellas están, hoy y a todas horas, muy atareadas, agobiadas, estresadas y sobrepasadas por los acontecimientos cotidianos. Tengan o no dinero, estén o no enamoradas, sean altas o normales, teñidas o todavía no, todas tienen prisa, problemas y varios cadáveres de hombres en sus armarios roperos. Pero todas ellas, casi todas, buscan otro más, otra relación más, otro hombre nuevo, para cambiarle eso sí.

Hace no tanto tiempo una bella mujer, bien dotada para acumular trastos bellos e improbablemente útiles, me dijo con convicción: “hay cosas que me gustan mucho de ti. Otras no, nada”. Contesté: “siempre es así. Contigo me ocurre igual. Otras veces es peor: me gusta todo de una mujer, pero ella no”.



La foto de arriba es de Wendy Bevan. La de abajo contiene una vista del monasterio jerónimo Sta. María de El Parral, provincia de Segovia.


7 comentarios:

  1. Genial texto, a mi me invita sin duda a la reflexión.

    Sí, quieres saber que, teniendo tu edad mas o menos(yo)aún sueño con un entendimiento más allá de las apariencias, entre un hombre y una mujer, algo sagrado....posiblemente no exista.

    Quizá exista el deseo, el sexo ...y después el vacio.

    Por esta razón, quiero soñar que el deseo, el sexo y algo más sagrado le den forma al amor.


    Un beso Manuel Mª

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  2. ¿Estamos seguros de que existe el alma de “La Mujer”? Y a mí que me parecía que cada mujer tenía su propia alma... Por lo demás, mi muy admirado Manuel... Sigues siendo incorregible. No obstante se te quiere igualmente. Besos
    PS. Por cierto, si te sirve de consuelo, "mujer blanca tampoco entender mucho".

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  3. Llega un día en el que te das cuenta, que lo de menos es tener un fondo de armario. Lo importante es atesorar un cajón lleno de besos. Una mujer

    Veo que resuelves bien "tus problemas".

    Un beso

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  4. GRACIAS POR ENCONTRARME...GRACIAS!

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  5. Tengo el mismo problema que tú: no consigo entender a los hombres. Cuando creo que lo he logrado, me levanto una mañana y descubro que han sufrido una metamorfosis, kafkiana u ovidiana. A veces mejoran en esta transformación, otras no, pero siempre despistada me hallo y me encuentro, entre sus sombras y sus luces.

    Tu metamorfosis ha sido en mujer: le has robado el alma en tu magnífico relato.

    Mi aplauso y mi beso.

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  6. Tengo que reconocer que me he reido un buen rato con tu entrada. En parte porque has hecho un análisis muy justo de uno y otro sexo y en parte, porque lo hiciste con una soltura y una ironía envidiable.
    Saludos desde Granada.

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  7. Hola, espero no molestar.

    Prefieron que no me entiendan y no entenderos a veces. Es más divertido, me parece.

    Me ha gustado mucho.

    Saludos

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