( foto Eugene Atget; París )
¡Ay de las tardes novias de domingo!
A la sexta noche consuelan mi insomnio
su voluntad de mujer que comulga con mis miedos
y su mano de persona que en mi abdomen
alivia ancianas culpas a cambio de acarrear nuevos fantasmas.
En el diagnóstico por imagen lo físico de mi mal
no parece evidente, mas, ahora en la cama,
su lengua en la mía desvaría los valores del equilibrio metabólico.
Son sus anhelos dos almas en mi almohada, libélula sin artificio;
la calle que me nació barrunta este domingo
la vuelta a jodidas noches huérfanas de regazo de mujer.
A sol puesto echo cuentas de todos cuantos nombro enemigos míos.
Pienso el rayo verde que llegada el alba todo agrisa.
Sueños de diván compactan mis vísceras.
¡Qué mierda de costumbre es ésta que no te acostumbra
al desamor de ser libre!
¡Malhalla y bendita sea la cama a solas,
cortado el cuerpo y desabrida el alma!
Es un sinsentido que convoca a hijos de dioses menores,
reos de esotéricas autoayudas psedo-orientales.
Me aflige la imagen de aquel gorrión roto y mudo, a la entrada del garaje.
su voluntad de mujer que comulga con mis miedos
y su mano de persona que en mi abdomen
alivia ancianas culpas a cambio de acarrear nuevos fantasmas.
En el diagnóstico por imagen lo físico de mi mal
no parece evidente, mas, ahora en la cama,
su lengua en la mía desvaría los valores del equilibrio metabólico.
Son sus anhelos dos almas en mi almohada, libélula sin artificio;
la calle que me nació barrunta este domingo
la vuelta a jodidas noches huérfanas de regazo de mujer.
A sol puesto echo cuentas de todos cuantos nombro enemigos míos.
Pienso el rayo verde que llegada el alba todo agrisa.
Sueños de diván compactan mis vísceras.
¡Qué mierda de costumbre es ésta que no te acostumbra
al desamor de ser libre!
¡Malhalla y bendita sea la cama a solas,
cortado el cuerpo y desabrida el alma!
Es un sinsentido que convoca a hijos de dioses menores,
reos de esotéricas autoayudas psedo-orientales.
Me aflige la imagen de aquel gorrión roto y mudo, a la entrada del garaje.
¡Ay de las tardes novias de domingo!
¡Ay que recuerdos más tristes!Duele el alma y el corazón esta roto como un rompecabezas.
ResponderEliminarSuerte que una mancha de mora con otra se quita,
y abra más tardes de novias de domingo.
Besos de feliz lunes para ti amigo.
Aplausos...!!!
ResponderEliminarMe gusta todo, sin duda, pero me quedo con..." ¡Que mierda de costumbre es ésta que no te acostumbra al desamor de ser libre!"
Un abrazo Manuel Mª
¡Gracias MA! Francamente,me gustaría descansar de novias\tardes\domingos. Me quedo en casita con mis librotes y un Cune Imperial 2004...Besos
ResponderEliminar¡Gracias Merce! Por mucho que me entreno...¡cuán dificil me resulta! Abrazo-té
ResponderEliminarImpactante frase esa del "desamor de ser libre", dice mucho, a mi juicio.
ResponderEliminarPor cierto, el plan de los libros y el Cune no está nada mal, yo lo acompañaría de unas tapitas de jamón y queso (ya puestos...).
Besos
¡Gracias María! Bueno...pensaba yo que las tapas correrían de tu cuenta...
ResponderEliminarTe beso y firmo. Manuel Mª
¡Qué mierda de costumbre es ésta que no te acostumbra
ResponderEliminaral desamor de ser libre!
Me gustó mucho esta parte. Muy buena.
Ay!!
Son un peligro esos minutos que pasan entre la almohada y el sueño. A veces, dulce preludio. Otras se vuelven eternos y abren los ojos de par en par a la oscuridad que avanzan por el dormitorio. Cada noche es una batalla, que puede convertirse en una victoria o una derrota. Aún así, no te rindas, querido Manuel, no abandones el campo ni depongas la lanza: no renuncies a las tardes de domingo. Besos.
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