( foto de Patrick Faigenbaum )
El hombre que duerme sueña que está soñando y que es una lástima que ya no le duela el dolor.
El hombre que duerme se desdobla. Su espíritu deja el cuerpo tendido en la cama y le observa desde el techo. Ve un niño con gato y foto de ancestros.
¡Qué manos tan pequeñas tiene! Se apiada de él y se encierra de nuevo en su cárcel de materia.
El espíritu sueña que está en el patio con aljibe.
El cuerpo piensa que cada etapa de la vida es un libro. Unos versos. ¡Un beso!
El cerebro ordena a la conciencia que perciba el azul de lo azul.
La luz, arriba. Abajo, raíces. Lo perdurable resta dentro.
Viajar fuera del cuerpo es una de las experiencias más gratificante que el ser humano pueda tener, porque el dolor, la tristeza, la angustia, dan paso a la paz y serenidad.
ResponderEliminarPrecioso el poema
Un saludo
Una idea para un poema ulterior: ¿Cómo te llamaré para que entiendas que me dirijo a ti, cuerpo mío...? Gracias mil Gara querida
ResponderEliminarPues es cierto, no somos lo que vemos, somos eso y algo màs.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Gracias Marian! Claro que sí...
ResponderEliminarEl hombre que sueña, el niño que fue y el espiritu lo ve vagando en su niñez.
ResponderEliminarLa luz arriba en lo azul,abajo raíces y su esencia dentro de el alma de el.
Lo que es arriba es abajo, luz de luz de su ser.
Abrazos de MA para ti amigo.
La mente no perdona al hombre que sueña, el silencio del alma... Cómo la llamará en el próximo poema?
ResponderEliminarBesos mil
lieber Manuel, das Foto, das Alter, das Junge und das Tier, wie gut paßt es zusammen, und ich denke das Herz ist immer innerlich egal wie alt,
ResponderEliminarDas Herz hat seine Gründe, die der Verstand nicht kennt...
und Schmerzen sind…
viele Grüße Jasmin
Pues sí, decididamente es una pena cuando ya no duele el dolor. Resulta tranquilizador, no lo negaré; pero al tiempo es tan doloroso que no duela… Inevitable como seguir creciendo (y/o envejeciendo), lo quiera uno o no lo quiera. Gracias por la revelación. Salomé.
ResponderEliminar