domingo, 18 de octubre de 2009

TERCA LUZ



De la terca luz su postrer fulgor reúno,
cautiva y descompuesta en oros y malvas y esmeraldas
vela mi ánima de ambarinos linos.

Tal vez fuera piadoso se recogiera
en un solo haz de domésticas volutas, polvo de libros ,
y así el niño que queda apenas tuviera otra encomienda
que limpiar las celdillas de su memoria,
mas... ¡que va! la impía luminiscencia no ceja
y derriba el nido de mi cama.

Quiebra el rayo por el cristal herido
y rompe en topacios y opalinas y cárdenas turmalinas
que a danzar invitan al hombre antiguo y a la mujer nueva.

Bailamos tres, el hombre solo,
la mujer que llega y el eterno niño.

Peces fusiformes chocan, mecánicos,
sus bocas en minerales besos de estéril cortejo,
mil cristales bermellones revientan
las paredes cotidianas de mi egocéntrica guarida.

¡Inclemente luz que a su albedrío administra las sombras!
Tarde quita claridad y el ocaso abate ecos de color
y gemas presas en los vitrales de mi caleidoscopio.
Hombre, mujer y niño lamentan la noche.

2 comentarios:

  1. Dejo en tu blog, casi en la medianoche, una rosa antigua. Alta flor, erguido su tallo sobre la terca luz en oscuros jardines, y no alcanzo ya a ver su color ni su forma… me pierdo en la música de tu poema.
    Y fue el aroma luz.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.