miércoles, 20 de mayo de 2009

SOLEDADES


San Agustín clamaba: “Señor, dadme la castidad, pero no ahora.”
Góngora, que de pecar sabía lo suyo, ya de sacerdote, se quejaba en romancillo:

“Váyanse las noches,
váyanse y no vean
tanta soledad,
después que en mi lecho
sobra la mitad.”

Dios no hace nunca el amor. No tiene con quién. Está solo. Por los siglos de los siglos...

3 comentarios:

  1. Un obispo de raza el de Hipona. "Me sumergí en fétida depravación hasta hartarme de placeres infernales" “fui el más vil esclavo de las bajas pasiones”, escribió en sus Confesiones. De joven fue lisa y llanamente un maníaco sexual. Tras tamaña hartura militó en la castidad del converso y hasta llegó a tener un hijo al que llamó Adeodato (Dado por Dios). Entre otras perlas cultivadas, escribió que los padres debían “sembrar la semilla de los hijos sin sucia lujuria". No me extraña que Ratzinger sea su ferviente admirador…

    ResponderEliminar
  2. ¿HABRÁ QUE VER EN EL ODIO A LAS MUJERES,COMPARTIDO POR LAS TRES RELIGIONES MONOTEISTAS,UNA CONSECUENCIA LÓGICA DEL ODIO A LA INTELIGENCIA? se pregunta M.ONFRAY...

    ResponderEliminar
  3. Amen.

    No hay lógica en la religión, ni lugar para el amor, ni para los cuestionamientos... ni para la libertad.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.