
con quien tanto reí, jugué y bebí.
Amó mucho y mucho fue amado y, de repente,
bien temprano, un manotazo duro,
un golpe helado, a tierra le derriba sin cuidado.
¡Tanta vida y jamás ya!
¡Déle Dios buen galardón!
¡Tanta vida y jamás ya!
¡Déle Dios buen galardón!